La posibilidad de anunciarse y dar a conocer los servicios
profesionales que se ofrecen a través de Internet ha supuesto una
auténtica revolución y, sin duda, ha supuesto la apertura de un gran
abanico de posibilidades que, hace tan sólo unos pocos años, antes ni
tan siquiera podían imaginarse ni intuirse pero a la vez, como todo en
la vida, toda cara tiene su cruz y existen riesgos que se deben conocer.
Una de las grandes ventajas que ha traído consigo Internet en el
ámbito que en este artículo se está tratando es la posibilidad de
posicionarse en un mercado mundial desde una única computadora, de
competir entre los más grandes siendo pequeño, y ello pasa en gran
manera por construirse una marca personal muy potente, por construirse
la reputación online.
Construirse la reputación online (de un profesional freelance, de una empresa, etc.) resulta indispensable para darse a conocer, y tan importante es crearla como mantener la misma y saberla cuidar.
Uno de los aspectos más importantes para cuidar la reputación online
es defender la misma de posibles ataques que puedan sufrirse. Debe
tenerse en cuenta que crear la reputación es algo muy laborioso, es una
tarea muy ardua, mientras que destruir la reputación puede destruirse en
un único momento, de ahí la importancia -y a la vez fragilidad- de la
reputación es que resulta tan importante cuidarla.
Cuidar la reputación online debe tenerse muy presente que debe
basarse en una actitud proactiva basada en una acción de aquellos
atributos positivos que se posean. Así, la construcción de la reputación
online debe pasar sobre todo básicamente por generar día a día inputs
positivos, por generar contenido, material, conversación positiva sobre
nosotros en la red, etc.
Pero, una vez más, no debe olvidarse que toda parte positiva tiene su
cara negativa, así una vez más deberá asumirse que toda reputación
online que se pretenda construir positivamente de buen seguro que tendrá
su cara negativa, la cara de aquellas críticas y de aquellas cosas no
tan favorecedoras que de nosotros puedan publicarse en la red.
Muchas personas se piensan que para mantener una reputación online
positiva se debe luchar encarecidamente, a toda costa y a todo precio
contra cualquier contenido negativo que de nosotros pueda aparecer, y
ello no es para nada así.
Obvia y evidentemente que cuanto más y mejor se hable de nosotros en
Internet y más cosas positivas se vean mejor. Obvia y evidentemente que
nuestro desempeño profesional deberá ser cuidado y adecuado para no dar
motivos de queja a clientes, proveedores, etc., y obvia y evidentemente
que nuestra marca personal debe construirse sobre aspectos personales
pero debe tenerse en cuenta que evitar todo lo negativo no siempre será
posible, ni lo más adecuado, pero debe cuidarse.
En realidad, lo malo no es que existan críticas contra nosotros que
pongan en peligro nuestra reputación, en realidad lo malo es la
dimensión de esas críticas y la respuesta que les demos.
Sea decía que obvia y evidentemente no se pueden evitar las críticas y
bien cierto que ello es, pero una cosa es que no se puedan evitar y
otra cosa es que tengamos muchas críticas negativas. El problema no es
que haya alguien descontento, el problema es que se demuestre que gran
parte de nuestro trabajo genera descontento. Del mismo modo, el problema
no está en que alguien nos critique, el problema es cómo respondemos.
Así, responder agresivamente, de malas formas o de una forma displicente
puede ser tan o más nocivo que la propia crítica.
Ahora bien, una cosa es la crítica, la crítica que incluso puede
llegar a ser constructiva o la legítima queja de nuestros servicios (que
no debe combatirse, debe aprender a sobrellevarse) y otra cosa es
cuando sobre nosotros se vierte información que manifiestamente es
mentira, ya que ello va a dañarnos directamente publicando material
delicado, etc.
Para este segundo de los casos la reserva, es decir, el intentar no
responder en línea generando un campo de batalla es una gran
recomendación, pero en este caso emprender además las acciones legales
que correspondan no es una mala idea.
En primer lugar, las acciones deben de ir encaminadas a intentar que
quien está conculcando nuestros derechos perjudicando ilegítimamente
nuestra imagen cese en su acción y se elimine en la medida de lo posible
de Internet y, en segundo lugar, corresponderá luchar por lograr algún
tipo de resarcimiento por los daños sufridos.
La línea a seguir dependerá de la gravedad de la situación, puede ir
desde contactar directamente con el “atacante” a través de Burofax
directamente o a través de los abogados que tengamos hasta acudir
directamente a la comisaría de policía más cercana o al juzgado
correspondiente. Defender la reputación no es una tarea fácil, pero
resulta una acción imprescindible si quiere garantizarse la calidad de
la reputación online de alguien.